Nací en un humilde hogar en la localidad de Ramírez, Entre Ríos, en la década del 50. Dicha localidad en ese entonces, tenía solo 10 cuadras cuadradas. Era una población ligada a la actividad agrícola ganadera.
Mis padres, dos jóvenes que se entusiasmaron con las políticas del general Perón. Sobre todo, para mi madre la presencia de Eva Perón y los nuevos derechos políticos de la mujer, hicieron que se incorporaran firmemente al movimiento.
Mi padre Alberto inicia una actividad empresarial junto a otros amigos, que con la llegada del golpe militar se ve frustrada.
Ya con los tres niños en el hogar, mi madre comienza su actividad como costurera, mientras mi padre toma con mayor fuerza la mecánica para elementos agrícolas.
La resistencia peronista la siguen atentamente a través de las noticias propaladas por Radio Colonia. Único medio que permitía tener novedades de las actividades que desde las grandes ciudades se fueron generando.
Mi padre tenía una verdad que le acompañaba siempre. “Ante una necesidad cualquiera que sea, debes recurrir a un compañero peronista, en ellos tendrás seguro la solidaridad y el acompañamiento que busques”.
También el impulso al progreso y al ascenso social fueron parte de las mejoras que el peronismo dejó marcada a la generación que lo vio nacer. Por ello, se impuso como requerimiento personal la necesidad de que sus tres hijos fueran a la Universidad. Proyectos muy difíciles de llevar adelante desde Ramírez, donde ni siquiera había un colegio secundario.
Fue a partir de la organización de un grupo de amigos que, superando todas las trabas, lograron la formación de un instituto secundario con el fin de retener a sus hijos hasta los 18 años, y luego sí migrar a las grandes ciudades donde estaban las Universidades.
Así es que llegué a la ciudad de Santa Fe. En el año 1972 ingreso a la Universidad Nacional de Litoral, a la Facultad de Ciencias económicas.
El ambiente universitario en esos tiempos era de gran ebullición. La actividad estudiantil acompañaba el requerimiento popular de lograr las elecciones libres, sin proscripciones y con la presencia del General Perón en la Argentina, rompiendo los diez y ocho años de exilio y proscripción.
En ese marco me incorporo al “Ateneo Eva Perón”. Agrupación estudiantil que tenía presencia en la facultad, donde se estaba desarrollando una gran actividad por el cambio de los contenidos de las materias, que culmina con la implementación del nuevo plan de estudio. Incorporándose las teorías keynesianas a las materias, además de las teorías marxistas. A su vez el movimiento estudiantil, se solidarizaba ante situaciones de emergencias como las inundaciones, a donde concurríamos en ayuda y en solidaridad con los conflictos sindicales.
En coincidencia con las elecciones del año 1973, que permite el triunfo del Peronismo y la liberación masiva de los presos políticos, fueron tiempos de gran actividad y organización popular. Nuestra agrupación política se incorpora junto con otras en un marco de unidad, formándose la Juventud Universitaria Peronista.
En el año 1974 nos presentamos a las elecciones estudiantiles de centros. Logramos una representación en Económicas del 80. Yo, ocupo el lugar de Secretario de Prensa del Centro de Estudiantes y a su vez, la Juventud Universitaria Peronista ocupa la presidencia de la Federación universitaria.
Fueron intensos años de militancia en la Juventud Universitaria Peronista, en un apoyo masivo a la Organización Montoneros desde la facultad y en el gobierno de la Universidad.
El año 1975 nos encuentra con un avance de la derecha sobre la universidad, y en consecuencia, la desaparición del ejercicio democrático, intervención de los decanatos y rectorados. Prohibición de la actividad política que culmina con la expulsión del total del activismo de la facultad. Más de sesenta compañeros son expulsados, y luego de una revisión fueron reincorporados. Solo dos compañeros quedamos expulsados y prohibidos del ingreso a la universidad.
Ya en el mes de noviembre, con la llegada del ejército a comandar la represión en la ciudad de Santa Fe, me secuestran en la vía publica el 21 de noviembre, por un grupo de tareas en dos autos Ford Falcon, junto al Secretario General del Centro de Estudiante Manuel Del Fabro. Fuimos trasladados a la seccional primera de la ciudad de Santa Fe. Durante 10 diez días niegan mi detención.
El 2 de diciembre de 1975, me trasladan a la Cárcel de Coronda. Ese mismo día, se publica en la prensa el decreto que ordena la detención a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
Fui liberado el 22 de diciembre de 1981 con libertad vigilada en la ciudad de La Plata, luego de tres años en la Cárcel de Coronda, un año en la Cárcel de Caseros, y dos años en la Unidad 9 de La plata. Finalmente, el 25 de julio de 1982, pude gozar de la libertad total.
Mi regreso a la libertad me impulsó a un cambio en las prioridades de mi vida. Me dedico fundamentalmente a recomponer la familia en la ciudad de La Plata, lugar elegido por mi compañera para rearmar nuestro hogar junto a Pablo, nuestro hijo, nacido en la ciudad de Santa Fe mientras estaba detenido.
Intento reingresar a la universidad pública en la ciudad La Plata, pero aún estaba vigente la expulsión del año 1975, por lo que se me niega el ingreso. Por ello y ante la necesidad de continuar mis estudios, ingreso a la Universidad Católica, recibiéndome de Contador Público en el año 1987. Continúo mis estudios obteniendo la Maestría, una especialización para culminar en un doctorado.
Mantuve mi actividad política en organismos de derechos humanos y las agrupaciones peronistas de la ciudad de La Plata. Desde mi profesión, desarrollo mi actividad realizando mis aportes al Cooperativismo de trabajo, al sindicalismo peronista y a organizaciones civiles sin fines de lucro.
Con la llegada del gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, me incorporo al Poder Ejecutivo Nacional donde ocupo cargos Gerenciales.
Luego, fui convocado a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde ocupé altos cargos de dirección, culminando como Administrador General de Poder Judicial de la Nación.
Actualmente, estoy gozando de la jubilación.